Cogito ergo sum. La locución latina «cogito
ergo sum», que en castellano se traduce frecuentemente como «pienso,
luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso, por
lo tanto existo», es un planteamiento filosófico de René Descartes, el cual se
convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental. «Cogito
ergo sum» es una traducción del planteamiento original de Descartes en francés:
«Je pense, donc je suis», encontrado en su famoso Discurso del método
(1637).
La frase completa en su contexto es:
Mais, aussitôt après, je pris garde que, pendant que
je voulois ainsi penser que tout étoit faux, il falloit nécessairement que
moi qui le pensois fusse quelque chose. Et remarquant que cette vérité: je pense,
donc je suis, étoit si ferme et si assurée, que toutes les plus
extravagantes suppositions des sceptiques n'étoient pas capables de
l'ébranler, je jugeai que je pouvais la recevoir sans scrupule pour le
premier principe de la philosophie que je cherchois.
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Pero en seguida advertí que mientras de este modo
quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba,
fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy era
tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones
de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer
principio de la filosofía que estaba buscando.
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La frase de Descartes expresa uno de los principios
filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo
tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir
de lo cual puedo establecer nuevas certezas.
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