Azar. Ausencia de
determinación. El azar se opone, así, a la necesidad, en cuanto lo necesario es
lo determinado.
Azar. El azar es una casualidad presente,
teóricamente, en diversos fenómenos que se caracterizan por causas complejas y
no lineales. Dependiendo del ámbito al que se aplique, se pueden distinguir
cuatro tipos de azar:
Azar en matemáticas. En matemáticas, puede existir series
numéricas con la propiedad de no poder ser obtenidas mediante un algoritmo más
corto que la serie misma. Es lo que se conoce como aleatoriedad. La rama de las
matemáticas que estudia este tipo de objetos es la teoría de la probabilidad.
Cuando esta teoría se aplica a fenómenos reales se prefiere hablar de estadística.
Azar en la física. El azar puede darse en sistemas
físicos indeterministas y deterministas. En los sistemas indeterministas no se
puede determinar de antemano cuál será el suceso siguiente, como sucede en la
desintegración de un núcleo atómico. Esta dinámica, azarosa, es intrínseca a
los procesos que estudia la mecánica cuántica (subatómicos). Dentro de los
procesos deterministas, también se da el azar en la dinámica de sistemas
complejos impredecibles, también conocidos como sistemas caóticos.
Azar en biología. Las mutaciones genéticas son
generadas por el azar. Las mutaciones se conservan en el acervo genético,
aumentando así las oportunidades de supervivencia y reproducción que los genes
mutados confieren a los individuos que los poseen. Normalmente las
características de un organismo se deben a la genética y al entorno, pero
también las recombinaciones genéticas son obra del azar.
Azar
como encuentro accidental. Esta situación se considera azar porque los procesos
que coinciden son independientes, no hay relación causal entre ellos, aunque
cada uno tenga una causa que actúe de modo necesario. Así, un macetero cae por
una causa necesaria: la gravedad; pero es azaroso que en su trayectoria
coincida con un peatón.
Azar y filosofía
El azar ontológico es el que forma parte del ser. Aunque
se encuentren leyes deterministas en determinados ámbitos, habrá procesos que
son irreductiblemente espontáneos y aleatorios, independientemente del avance
del conocimiento.
El azar epistemológico es aquel que se encuentra en el conocimiento
bien sea por ignorancia, por incapacidad para tratar sistemas complejos en un
mundo determinista o bien porque exista un auténtico azar ontológico.
El determinismo, en cambio, afirma que no existe el
azar ontológico. Los procesos considerados aleatorios serían en realidad
eventos en los que se ha desatendido a las particularidades (o es excesivamente
trabajoso o complejo estudiarlas).
El
conocimiento científico parte del supuesto de la existencia de unas leyes de la
naturaleza que determinan el acontecer del mundo, y que es posible conocerlas.
Poder determinar el grado de determinismo que dichas leyes implican y el ámbito
de su aplicación es esencial para la valoración del conocimiento científico.
La
creencia en un determinismo total como ciencia del conocimiento adecuado de la
realidad y su carácter predictivo es problemático para la existencia de libre
albedrío. Así se ha considerado en algunos momentos.
La
ciencia actuaria, en la consideración del estudio de sistemas complejos y sistemas
abiertos matiza la consideración del determinismo de las leyes de la
naturaleza.
Aunque
se admita la existencia del azar, no se sigue necesariamente la realidad del
libre albedrío; no se es libre por tomar una decisión aleatoria sino por tomar
una decisión autónoma y según la voluntad.
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