Pasión. DRAE
(Del
lat. passĭo, -ōnis, y este calco del gr. πάθος).
ORTOGR.
Escr. con may. inicial.
1. f. Tristeza, depresión, abatimiento,
desconsuelo.
Pasiones.
Estados afectivos de la conciencia que participan de la intensidad de las
emociones y de la durabilidad de los sentimientos; de tal manera que asumen un
sentido muy dominante en la conducta del individuo y conducen a comportamientos
frecuentemente poco racionales y extremados; a menudo de naturaleza obsesiva.
Pasión. A
diferencia de la acción, la pasión no depende de la voluntad ni de la libre
elección del individuo quedando, pues, al margen de la deliberación, de la
consideración racional. La pasión es una afección que experimenta el individuo
y a la que no puede sustraerse fácilmente. Podemos definirla como un estado
afectivo que experimenta el individuo de forma duradera e intensa, que no ha
sido elegido por él, y que va asociada a la sensación de estar sometido a un
influjo que domina su comportamiento.
El estudio de las pasiones despertó gran interés en
los siglos XVII y XVIII entre los filósofos, y algunos de ellos, como Descartes
("Las pasiones del alma"), dedicaron una obra en exclusiva a su
estudio, con la intención de determinar su naturaleza y las posibles formas de
control sobre ellas por parte del alma. No son pocos los sistemas éticos que
han hecho del control de las pasiones un elemento clave para poder alcanzar una
vida feliz, dotándolas de una consideración negativa para la vida de los seres
humanos y privilegiando el carácter racional de la vida humana. Otros, por el
contrario, proponen un tipo de vida basado en la consideración del papel
positivo de las pasiones, en detrimento de la racionalidad como elemento rector
de la vida humana. La oposición entre las pasiones y la razón es un lugar común
en la tradición filosófica y cultural occidental.
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